Un documental y una biografía que demandaron a sus autores diez años de investigación, revelan datos desconocidos de uno de los mayores misterios de la literatura universal: J.D. Salinger.
El 16 de julio de 1951, la editorial Little Brown publicó El guardián entre el centeno, la primera novela de J.D. Slinger, con un éxito rutilante. Durante los siguientes 60 años decenas de millones de personas de todo el mundo la han leído de modo adictivo en varios idiomas.
Escrita con un estilo coloquial y un tono irreverente y antisistema, la novela tiene como protagonista a Holden Caulfield, un adolescente de diecisiete años que confiesa su fracaso escolar, su disconformidad con la familia tradicional y su particular modo de asumir la sexualidad. Cuando apareció, el libro calzaba perfectamente con la atmósfera contracultural que luego impulsarían los hippiesy los beatniks. Quizás por esta razón se convirtió en algo así como una manual para los muchachos infelices y una obra de fuerte atracción para desequilibrados e inconformes como Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, y John Hinckley, el hombre que intentó matar al presidente Ronald Reagan.
Luego de su ingreso triunfal a las grandes ligas literarias, J.D. Salinger decidió «matar» voluntariamente al personaje público en que se había convertido y ocultarse como un asceta en su bunker de Cornish, New Hampshire. Atrincherado en las montañas, publicó algunos libros más de forma muy espaciada:Nueve cuentos (1953)Franny y Zooey (1961), Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963).
La «desaparición» de J.D. Salinger empezó con algunas decisiones radicales: ordenó a sus editores que para la tercera impresión de su libro más famoso quitaran su foto de la contratapa, que no hicieran ninguna publicidad y que no lo contactan con la prensa. Después se fue a Cornish, a vivir un exilio voluntario del que esporádicamente lo sacaban los cazadores de noticias y los amores contrariados.
Algo raro debía tener un escritor que había decidido ocultarse de manera tan compulsiva. El documental Salinger de Shane Salerno y la ambiciosa biografía publicada por Planeta (2014) del mismo nombre escrita por este cineasta y el escritor David Shields nos dan algunas de las grandes respuestas que esperábamos sobre la historia personal del novelista escurridizo: que no fue el ermitaño que todos suponíamos, sino que viajó muchísimo; que tuvo varias amantes adolescentes; que siguió escribiendo hasta su muerte y que dejó cinco libros que empezarán a publicarse a partir del 2015; que padecía de un trastorno de estrés postraumático a raíz de su participación en la Segunda Guerra Mundial, donde también participó como agente de contrainteligencia; que vivía con un solo testículo, lo cual le provocaba una enorme incomodidad y vergüenza; y que buscó afanosamente vivir en el mundo, pero no formar parte de él.
El documental y la biografía Salingerson el producto de diez años de inmersión en cartas, entrevistas, colecciones fotográficas particulares y archivos judiciales y periodísticos.
De toda la información revelada, lo más interesante son, probablemente, las difíciles relaciones que mantuvo con su familia (sobre todo con su esposa Claire Douglas y su hija Margaret, quien escribió una biografía que, debido a su tono revelador e imprecatorio, provocó la ira de Salinger) y la búsqueda incesante de una calma espiritual que, al parecer, nunca logró con la práctica de la religión.
David Shields y Shane Salerno niegan que el novelista norteamericano convirtiera su arte en religión; es decir, que usara su genialidad creativa para trasmitir ideas sobre la salvación del hombre. Para ellos fue al revés: «…aquejado de estrés postraumático y en plena búsqueda de sentido y de Dios, convirtió la religión en su arte. La obra de Salinger se fue impregnando cada vez más, y después inundando, de referencias y odas a Cristo, a San Francisco, a Buda, a Sri Ramakrisná, a Vikananda, a Shankaracharya, a Lao Tsé…». Según los autores, con esta actitud Salinger arruinó su arte.