Vallejo, perfil de frente
El hombre más triste. Retrato del poeta César Vallejo de Daniel Titinger es un libro que —por asociación de nuevos y viejos datos, consulta de documentos inéditos y nuevas maneras de aproximarse a la leyenda— nos permite acercarnos, de frente y de perfil, al personaje histórico llamado César Vallejo.
De César Vallejo se ha escrito, dicho e imaginado mucho. El ser legendario convive con el ser histórico en condiciones desiguales. El poeta genial y trágico pervive multiplicado en el imaginario, mientras que el hombre real y contradictorio necesita ser documentado con más acuciosidad.
Existen algunas magníficas biografías del poeta peruano, así como lúcidos ensayos sobre las relaciones entre su vida y su obra, pero hasta ahora nadie había acometido la tarea de redactar un perfil; es decir, sumergirse entre documentos, testimonios, fotografías, cartas e informes de distinta naturaleza para revelarlo en toda su complejidad, en sus acciones y en su carácter.“[Un perfil] cuenta la historia mínima de una persona, pero también la biografía de la idea que ha encarnado ésta durante toda su vida”, sostiene Julio Villanueva Chang.
El perfil es un género del periodismo narrativo que consiste en retratar fielmente a una persona, célebre o desconocida, ya sea mediante un enfoque original o inesperado. Se escribe no para denigrar o `limpiar` alguien, sino para saber quién es esa persona. Como bien dice Jon Lee Anderson: “Sirve para conocer a alguien, no para humanizar a alguien”.
César Vallejo es célebre, pero sigue siendo un desconocido, en parte por lo que representa (un poeta/símbolo, un rasgo profundo y doliente de nuestra peruanidad que por momentos resulta intocable) y en parte porque su vida ha estado cubierta por un manto de relatos imaginarios que es preciso retirar para mirar qué hay adentro.
Daniel Titinger, autor de El hombre más triste. Retrato del poeta César Vallejo, no solo retiró en su investigación periodística varias capas de esos relatos para acceder al Vallejo digamos real, sino que llegó a la conclusión de que no podía hacerlo sin tener en cuenta a Georgette Philippart, la mujer que acompañó a César Vallejo hasta su muerte, un ser de un carácter temible y capaz de defender el honor de su marido con la energía de una fiera.
Georgette Philippart es un personaje ambivalente en la vida de César Vallejo. Por un lado, representa a la mujer de coraje fuerte y conflictiva que domestica al poeta bohemio y libertino; y por otro lado, a la esposa firme y decidida que defiende, si es posible con su vida, la obra del poeta. “Vallejo es Vallejo gracias a Georgette”, dice Miguel Pachas Almeyda, uno de sus biógrafos. ¿Qué hubiera pasado si en 1939 ella y Raúl Porras Barrenechea no hubieran publicado Poemas humanos, el libro que sacó a César Vallejo del ostracismo y le preparó el camino a una posteridad más benigna?
Georgette fue, ciertamente, un ser complejo y contradictorio. Su odio a Juan Larrea y a todos los biógrafos, estudiosos y amigos de Vallejo que andaban por allí contando cosas íntimas de los dos (sus abortos, las enfermedades venéreas de su esposo, la pobreza que los aquejaba, los préstamos reiterados que nunca devolvían a los amigos), así como su celo enfermizo con los textos de Vallejo frente a los editores volvieron, probablemente, lento el rescate literario de Vallejo, pero es imposible negar que ella representó un sostén afectivo, moral y material para el poeta.
A veces, Georgette pasaba del reclamo a la acción directa, como la vez en que encaró a Gerardo Diego por ventilar en una charla que ofreció en Lima las deudas que el poeta peruano no le había honrado. Presa de una gran ira, cogió unas cuantas monedas y se las arrojó. Philippart llegó a Lima en 1951 y se quedó para siempre en el Perú.
Gracias a su investigación periodística, Daniel Titinger ha logrado dar con nuevos documentos: el expediente clínico completo de Vallejo que Rafaela García de la Barga, una amiga y vecina de Georgette Phllipart, conservó a lo largo de cincuenta años en un maletín de cuero. Con estos documentos, y con la ayuda interpretativa del médico Carlos Gotuzzo, Titinger desliza en su libro la hipótesis de que César Vallejo no murió de malaria ni de sífilis, sino de tifoidea.
En El hombre más triste. Retrato del poeta César Vallejo están narrados casi todos los episodios reales e imaginados que existen sobre él. Uno de sus grandes méritos es presentarnos un relato sólido y coherente de su vida, muy bien contextualizado y salpicado de anécdotas significativas, así como de datos iluminadores sobre algunas zonas oscuras de la vida familiar del poeta. Sin embargo, discrepo de su enfoque: se excede en el llanto y la tristeza que aquejaron a Vallejo y dice muy poco, o casi nada, del ser vital, del muchacho que tenía un gran sentido del humor, del profesor al que le faltaba un tornillo y del poeta que jugaba a resignificar a las palabras cuando no querían decir lo que él quería