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Vallejo, un poeta afirmativo

Por años, las fotografías patéticas que conectan al sujeto histórico con los retazos mitificados del poeta pobre, triste y amante de la belleza, ocultaron la esencia del otro Vallejo, el afirmativo y luminoso que reclama Víctor Vich en su libro César Vallejo: un poeta del acontecimiento.

La idea de un César Vallejo apesadumbrado, triste y deprimido ha prevalecido por años en el imaginario de los lectores, mientras que la de un Vallejo más bien vital, irónico y afirmativo ha permanecido oculta, casi sin ligazón con el público mayoritario.

Esto se debe a dos razones. Por un lado, las fotografías que lo han sobrevivido acentúan una visión gris de su vida. Son digamos, demasiado serias o sombrías, o quizás así son como las queremos ver en la medida en que las relacionamos con ciertos pasajes de su biografía, en los que priman la carencia y las dificultades. Y, por otra parte, tenemos a las lecturas dirigidas, gracias a las cuales seha interiorizado al poeta modernista y oscuro de «Hay golpes en la vida, tan fuertes...Yo no sé». Víctor Vich, autor del libro César Vallejo: un poeta del acontecimiento,se ha propuesto remontar esta imagen que considera «insuficiente e incompleta» y sacar de las sombras al otro poeta, al luminoso.

«Vallejo es también un poeta afirmativo que celebra el encuentro con una verdad universal, que entra en contacto con algo eterno y que constata el valor de quienes han optado por transformar el mundo […] es un autor impactado por la fuerza de una verdad que no es otra que la necesidad de justicia entre los hombres y el valor de la solidaridad humana», dice Vich. Para lograr su propósito, comenta sus poemas desde una perspectiva política y descubre no a un panfletario, como se podría presumir,  sino a un artista genial, a una especie de esteta de las causas pérdidas y a un buscador infatigable de la verdad. En esta indagación, afirma, «Vallejo produjo un “arte militante” que no es lo mismo que arte ideologizado».

Víctor Vich rescata al Vallejo afirmativo a través de cinco ideas eje:  Vallejo es un poeta de la ética de lo Real, de la crisis del lenguaje, de la «parte sin parte», del acontecimiento, del acontecimiento-comunismo y de las «causas perdidas».  Todas estas ideas están subsumidas en una más general: Vallejo emerge, como poeta y como testigo, de la falla estructural del dolor y desde allí es capaz de proponer la persecución de una verdad relacionada con la justicia y la igualdad entre los hombres.

El autor llama «ética de lo Real» a un tipo de ética que, a diferencia de la ética convencional, no es la realidad, la ley o un discurso articulado (en los que encaja el comportamiento de los seres humanos), sino una que «apunta a cuestionar el modo en que los hábitos sociales se establecen en nosotros y nos impiden definirnos a cabalidad» y que piensa «la subjetividad desde sus fallas y no bajo la negación de las mismas». Esta ética considera a lo real como un exceso, algo que se sale de la camisa de fuerza de la ética ordinaria y del equilibrio. «La ética de los Real es una que retoma algo de lo imposible (algo de la carencia, de lo traumático, de lo excesivo, de lo simbolizado) para desde ahí, intentar promover un nuevo acto […] Se trata de una ética que afirma algo irracional o traumático para intentar trascenderlo», dice.

En cuanto a que Vallejo es un poeta de la crisis del lenguaje, Vich parte de una comprobación: que Vallejo tiene una relación muy tensa con el lenguaje; es decir, entre él y los códigos lingüísticos hay una profunda relación de desconfianza e inseguridad. «[…] Vallejo sabe que el lenguaje nunca alcanza a totalizar la experiencia humana. En efecto, hay algo excesivo y amorfo en la subjetividad que el lenguaje fracasa en narrar a cabalidad».  Desde esa crisis comprobada, Vallejo escribe con una emoción que le nace de las tripas y con una visión que «apunta al significante que falta» para completar el sentido.

En relación con la «parte sin parte»,  Vich se refiere a que «Vallejo comenzó a pensar y (a sentir) que el mundo podría reconstituirse desde el lugar de los excluidos»; es decir, a crear una poesía desde lo marginal para desde allí «dar cuenta de la totalidad de los social». En esa misma línea, se inscribe la defensa “de las causas perdidas”, puesto que Vallejo sabe distinguir a los perdedores de los derrotados. Los poemas de Vallejo invocan una férrea voluntad con la cual es posible seguir defendiendo causas como la igualdad y la justicia social, sin retroceder y, sobre todo, sin desmayar nunca.

La idea más importante desarrollada por Vich es la de considerar a Vallejo como «un poeta del acontecimiento». ¿A qué se refiere con esta afirmación? A que se trata de «poeta que se esfuerza por dar cuenta de una experiencia de verdad que ha interrumpido el mundo y que puede comenzar a transformarlo». Ese ‘acontecimiento’, según Vich, es la irrupción de procesos de verdad, el ideal, la utopía comunista («acontecimiento-comunismo»), tan presente en la época que le tocó vivir al poeta peruano.

 César Vallejo: un poeta del acontecimientono solo ofrece una mirada distinta de nuestro poeta, sino que ―gracias a la agudeza, inteligencia y didactismo de su autor―vuelve asequibles los poemas más crípticos y ‘difíciles’ de Vallejo.

 

 

 

 

 

 

 

 


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