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El corazón de la belleza

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Juan Carlos de la Fuente ha escrito un poema largo en el que confluyen la flor como símbolo de la belleza y el fuego como el de la purificación en medio deimágenes deslumbrantes y reminiscencias místicas y ocultistas de gran belleza.
Las flores han sido desde tiempos inmemoriales símbolo de belleza y de iluminación, así como también la puerta de entrada (los baños de floración por ejemplo) hacia la perfección espiritual a partir de los elementos que rodean o las alimentan: luz, aire, agua y tierra.
La flor es sin duda, para Oriente o para Occidente, la vida interior, el renacimiento espiritual y la armonía con la naturaleza. Las flores han estado presentes con los primeros hombres, en la tradición mística, en el medioevo y el modernismo americano, movimiento literario que las utilizó para “espiritualizar a la materia”.
La flor es el eje temático y conceptual que atraviesa el libro Vide Cor Tumm (una frase del latín extraída de capítulo II de La Vita Nuova de Dante Alighieri que traducida al español quiere decir “Mira a tu corazón”) del poeta Juan Carlos de la Fuente (Lima), pero no el único, aunque sí el más importante, a partir del cual se desarrollan una serie de mensajes con reminiscencias místicas (San Juan de la Cruz) y ocultistas (Cantar de los Cantares del Rey Salomón y otras fuentes del esoterismo).
Los 628 versos de Vide Cor Tumm se estructuran mediante ideas recurrentes relacionadas con la suerte iluminadora y sabia de la flor en medio de la fugacidad de la vida, la oscuridad del mundo, la ausencia de belleza y el fuego destructor/purificador: “Entra  en la flor como una danza/ Entra en la flor y permanece afuera/ Déjala crecer en el fuego”, “Entra en la flor/ Entra en el fuego y aléjate”, “Solo la flor es terna/ La eternidad no es fuego”, “La flor arde/ Huye el mundo”, “Creo que a veces la flor sale de la flor/ Y el fuego del fuego”, “Entra en la flor y arde”.
Mira tu corazón es un mensaje con doble destinatario: por un lado el lector, a quien el poeta induce a descubrir su condición sentimental, a indagar en su propia naturaleza afectiva; y por otro lado, el propio poeta, que en tiempos oscuros de amor se demanda así mismo recurrir a su corazón para remontar los malos momentos. Los versos están cargados de imágenes deslumbrantes y que se suceden de manera vertiginosa en busca de una luz perdida: “ […] Volvemos al origen/ Una gota de agua fugitiva nos recibe/ A pie de los puentes/ Aún persisten las hojas del aire enloqueciendo la tierra/ El mundo se ausenta/ Otras vidas se ocultan/ Tras esos mundos vacíos/ Se incendian los bosques/ Para navegar en tu mirada/ La realidad es solo la realidad y escapa/ El cielo se esconde para sobrevivir […] Es sol mes un espejo de sombra escrito en la pared/ Una canción como un planeta oscuro a veces nos alumbra/ Se muere la ciudad y en ti los cuerpos se despiertan/ Cuando rozo tu espalda todos los cuerpos se iluminan”.
Vide Cor Tumm  es un libro distinto de su universo poético, aunque está al mismo tiempo ligado a las grandes ideas fuerza de este:la vida es una nave endeble en un viaje fugaz, la poesía es una luz que redime y la belleza reside en lo insignificante (lean dos de sus mejores libros publicados: Las barcas que se despiden del sol, 2008, y La belleza no es un lugar, 2010) Una vez más comprobamos el control de los recursos lingüísticos, la limpieza de las imágenes y el uso constante de referentes poéticos que ponen en evidencia a un agudo lector y, sobre todo, a un hombre con visión de asceta, de lírico e iluminado.


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