Con su segundo libro, Mar ulterior, Parix Cruzado, se revela como un poeta capaz desintonizar con las fuentes banales de la poesía y, al mismo, verbalizar esa banalidad en poemas de gran belleza y factura.
Un libro de poemas es también un diario de batalla, un cúmulo de lecturas y un espacio de lucha con el lenguaje. En esta medida es un indicador de cómo evoluciona el oficio de un poeta; o mejor dicho, de cómo un poeta se hace o se va haciendo poeta.
Hace algún tiempo leí su libro Veintiocho (2013), un libro agraz en el que era posible ver las costuras con las que el poeta había unido los versos. Parix Cruzado era en ese momento, creo, un creador al que le sobraban experiencias vitales y faltaban, creo, experiencias librescas. Ahora parece haber llegado a un punto de equilibrio en el que su libro Mal ulterior es su mejor expresión.
Octavio Paz afirma que hay poesía sin poemas; por ejemplo, personas, paisajes y hechos que por su belleza nos mueven a un estado anímico superior. Y es poético —dice Paz— aquello que ha sido tocado por una “condensación del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenas a la voluntad creadora del poeta”. La vida en general, si nos atenemos a las afirmaciones del ensayista mejicano, sería poética. “Lo poético es la poesía en estado amorfo”, sostuvo el poeta mejicano.
Tengo la impresión que Parix Cruzado ha entendido mejor que todos los miembros de su generación la poética de la vida cotidiana y la manera en que esta puede ser llevada al plano de lo escrito, de la composición pensada y estructurada para producir belleza en el lector. Su gran hallazgo, según mi modo de entender, consiste no solo en haberse sintonizado con las fuentes banales de la poesía, sino en haber verbalizado la belleza de esa banalidad en poemas de gran factura. No hay que olvidar que los poetas utilizan las palabras con la finalidad de que los objetos, los seres o los paisajes cobren vida. La poesía está más allá de lo evidente, connota, no dice directamente las cosas. sino que sugiere sus significados.
¿Qué es Mal ulterior? Para comprender su sentido es preciso detenernos en el significado de las palabras que componen el título, en la medida en que ellas pueden darnos una idea general de lo que ha buscado expresar su autor. La palabra “mar” nos remite a los conceptos de finitud/infinitud, aunque también al del espacio nutricio, el lugar donde se originó la vida y, al mismo tiempo, la vía por donde podemos llegar a ser libres o destruidos por la fuerza de un gran poder. “Ulterior” es, según el diccionario, lo que está “situado de la parte de allá de un sitio o territorio”. El mal ulterior de Parix Cruzado es, en este sentido, el mar que está situado en su interior y al que se llega a través del mar real: “El Mar es una excusa, el litoral, el ocaso, el mirador/ la libertad de las aves”. Pero es también el viaje con el que se llega a ninguna parte: “Dudo haber fundado la costumbre de viajar al norte,/ Conducir un par de horas para llegar a encender nuevamente/ el último cigarrillo y volver a decir basta. Desde el mirador, de espaldas a la ciudad, mi voluntad y ojos/ no resisten, corren hacia ella para divisar dos siglos muertos/ devueltos en imagen al presente”.
Este lector devoto de Wallace Stevens tiene muchas sorpresas que darnos todavía.