En el periodismo, como en la poesía y la narrativa, César Vallejo fue un innovador. Sus crónicas, artículos y reportajes son, además de ejercicios de estilo, formas tempranas de lo que hoy se considera periodismo narrativo.
César Vallejo publicó, según Jorge Puccinelli, sus trabajos periodísticos en 43 diarios y revistas del Perú, Europa y América Latina. El total de estos recogido hasta ahora suma 311, la mayor parte de los cuales aparecieron en Mundial (127, entre 1925 y1930), Variedades (41, entre 1926 y1930), El Norte (34, entre 1923 y1930) y El Comercio (23, entre 1929 y 1939), así como en medios de varios países hispanohablantes.
Eugenio Chang Rodríguez calcula que las crónicas escritas entre 1918 y 1938 suman 250 (habría que precisar si todas son realmente crónicas según el concepto moderno del género) y que entre 1926 y 1929 escribió un promedio de dos por semana lo cual da un total de 178 crónicas durante ese periodo.
La edición que recopila sus artículos y crónicas completos suma más de 2 000 páginas, lo cual prueba, en primer lugar, que Vallejo intentó sobrevivir como periodista en la medida en que no podía sobrevivir como creador y menos tenía un empleo estable. Chang Rodríguez sostiene que el poeta escribió para diarios y revistas peruanos porque estos le pagaban una remuneración superior a las que podía obtener, por ejemplo, como empleado la agencia Los Grandes Periódicos Iberoamericanos. Luis Alberto Sánchez afirma que la colaboración en Mundial y Variedades de Lima le reportaba unos 90 dólares semanales, cuatro libras peruanas, una cifra nada despreciable para la época.
La considerable obra periodística de Vallejo prueba, en segundo lugar, que, al margen de usar al periodismo como un medio alimentista, se acercó a este —y a la crónica en particular— por su condición de creador. En esto, fue fiel a su maestro Rubén Darío, quien dedicó más del 50% de su producción a la escritura de textos periodísticos. Debido a la urgencia por sobrevivir, al tiempo dedicado a su creación literaria y a su corta exigencia, dice Manuel Jesús Orbegozo, nunca ejerció el periodismo de planta, como sí lo hicieron otros compañeros de generación, sin embargo logró escribir, como coinciden casi todos los analistas, textos paradigmáticos.
¿Qué lugar ocupa dentro de su producción creativa la obra periodística que escribió? No es el de la poesía, por cierto, con la cual mantuvo relaciones muy estrechas, sino un lugar muy importante en el que realizó un uso intenso y expresivo del lenguaje y se refirió a temas que iban desde lo cotidiano y banal hasta lo estético y profundo. El periodismo no fue ninguna manera el peligro acechante del que hablaba Hemingway, para quien un escritor (un novelista decía en realidad) tenía que tener muy en claro en qué momento tenía que abandonar el periodismo como fuente alimenticia y dedicarse a la consecución de obra creadora. «[…] El periodismo, después que se llega a cierto punto, puede llegar a ser una autodestrucción cotidiana para un escritor creador serio», le dijo en un entrevista en 1958 al periodista George Plimpton de The Paris Rewiev. Vallejo ni lo abandonó ni lo sintió como una carga muy pesada que iba a resentir su estilo, sino que lo utilizó como un ejercicio pre-literario y como un género que le permitía ciertas libertades en el estilo.