¿A qué se debe la aceptación casi unánime entre los lectores de la novela Soldados de Salamina? Una dosis combinada de ficción, realidad, lenguaje llano y un enigma irresuelto explica en gran parte su éxito.
La novela Soldados de Salamina que se publicó por primera vez en el 2001 ha sido reeditada muchas veces a lo largo de estos últimos 15 años y no cesa de generar interés entre los lectores, sobre todo en los de habla hispana. Hace poco, el suplemento Babelia del diario El País de España realizó una encuesta para averiguar cuáles eran los mejores libros en español de los últimos 25 años. Cincuenta críticos, escritores y libreros eligieron fueron consultados. La novela de Cercas estuvo entre las elegidas.
¿Por qué es tan aceptada Soldados de Salamina entre los lectores? Los factores, según mi modesto entender, van desde el tema personales hasta el uso de una técnicas como el punto ciego, una especie de dilema irresuelto que, según Cercas, tienen todas las grandes novelas de todos los tiempos.
El título de la novela hace referencia un episodio de la historia griega: Temístocles y unos cuantos atenienses salvan a la civilización al derrotar a los persas, por extensión esto se aplica el republicano Miralles, uno de los personajes más importante de la historia, quien a su vez, gracias a arrojo y firmeza moral en favor de los republicanos españoles, salva moralmente la civilización al perdonarle la vida a un falangista. Al mismo tiempo, se trata de una alegoría: los republicanos han sido olvidados como los remotos héroes griegos de Salamina.
El argumento es muy simple y parte del siguiente hecho. El falangista Rafael Sánchez Mazas, un hombre muy influyente entre los partidarios de Franco, es tomado prisionero por los republicanos, quienes deciden fusilarlo, sin embargo a última hora el hombre que lo va a ejecutar decide —por compasión, por desdén, por apatía— perdonarle la vida. El narrador Cercas decide a partir de este dato investigar quién fue el republicano que le salvó la vida a Sánchez Mazas. Cercas llama a esto, con el fin de enganchar más a al lector, “historia real” y sospecha que la persona que busca es Miralles.
Otra manera de enganchar a los lectores es mediante el lenguaje. Su prosa llana y el lenguaje claro, eficaz y directo. Emplea varios registros lingüísticos: diálogos coloquiales y lenguaje literario, por momentos poético, además de abundantes figuras literarias. Al maneje diestro del lenguaje, Cercas añade el sentido de lo cómico; es decir, la capacidad o facultad que tiene el ser humano para producir lo cómico: lo que divierte y hace reír. Quien encarna esto es Conchis, la novia del narrador, una mujer dotada para los chistes, las frases escatológicas, las expresiones inoportunas, y las ocurrencias.
Por último está la técnica del punto ciego. “En el centro mismo de la novela hay (…) una pregunta sin respuesta, un enigma irresuelto, un punto ciego, un minúsculo lugar a través del cual, en teoría, el lector no ve nada; lo cierto es que, en la práctica, el significado profundo de toda la novela radica precisamente allí (…)”, ha escrito Javier Cercas. Y en efecto. En Soldados de Salamina los lectores se preguntan hasta el final sin obtener respuesta nunca. ¿Es Miralles el republicano que salvó de morir a Rafael Sánchez Mazas?