Hace cien años (¿o más?), un grupo de creadores e intelectuales resquebrajó las estructuras de la vida cultural del Perú. Un célebre periodista limeño lo llamó “La Bohemia de Trujillo”. De sus integrantes, uno llegó a ser con el paso del tiempo un poeta universal: César Vallejo.
Respecto al influyente grupo de creadores e intelectuales que animaron la vida cultural de Trujillo a principios del siglo XX existen dos vaguedades: por un lado, no se sabe si llamarlos “La Bohemia de Trujillo” o “Grupo Norte”, y, por otro, se duda sobre el verdadero punto de partida para establecer su cronología, la cual oscila entre 1914 (o desde mucho antes antes), la fecha del célebre banquete que ofreciera Cecilia Cox a los estudiantes de la Universidad Menor de La Libertad el 4 de abril de 1915 en la ramada del señor Porturas, en la playa de Buenos Aires, y el muy citado artículo de La Bohemia de Trujillo de Juan Parra del Riego publicado por el semanario Balnearios el 22 de octubre de 1916.
Las actividades de La Bohemia de Trujillo, según estudiosos como Germán Peralta y Teodoro Rivero Ayllón, van desde 1914 a 1922, mientas que las del Grupo Norte comienzan en 1923 con la fundación del diario del mismo nombre dirigido por Antenor Orrego.German Peralta plantea tres momentos del grupo trujillano: el primero es el de la fundación (1914-1916), el segundo es el del reagrupamiento de la bohemia (1917-1922) y el tercero es el de la constitución del Grupo Norte (1923-1932, con otros integrantes además).
Gracias a los aportes de ambos estudiosos, la información con la que contamos es ahora más clara. Una cosa es “La Bohemia de Trujillo” y otra muy diferente el Grupo Norte. Respecto a desde cuándo se puede hablar propiamente de La Bohemia, las dudas persisten. Si nos atenemos al hecho de que sus integrantes “hacían bohemia” en su etapa de estudiantes universitarios , su centenario debió celebrarse en 1914; si seguimos la fecha del banquete, debió ser en abril de 1915; y si usamos como referente el texto de Parra del Riego, los cien años debieron conmemorarse en octubre de 1915.
¿Qué hacían estos lúcidos, rebeldes y soñadores jovencitos de comienzos del siglo XX en una ciudad como Trujillo que tenía apenas entre 14 y 16 mil habitantes? Pues leer a los simbolistas, reunirse en un bar, en una playa, asistir a un teatro, celebrar rituales paranormales o gastarles bromas a los cucufatos. No olvidemos que entre sus integrantes había uno al “que le faltaba un tornillo” (Vallejo).Los centros de reunión de “La Bohemia” eran muy visibles y se contaban con los dedos de la mano. Para beber y comer: el bar “Americano”, el café “Esquén” (en el jirón Ayacucho), las huertas “Los Tumbos” y “Los Ñorbos” (ambas en el barrio Chicago), los restaurantes "Morillas" y "Valeriano" (frente a la playa de Buenos Aires). Para recitar poesía, escuchar música y sostener encuentros esotéricos: la garconiere de José Eulogio Garrido (en la cuadra cuatro del jirón Independencia, cerca la Catedral, el departamento de Antenor Orrego (en el jirón Salaverry), la casa del músico Daniel Hoyle, conocida como “El Molino” (detrás del actual campus de la Universidad Privada del Norte) y la ciudadela de Chan Chan. Y para espectar comedias y admirar bailarinas ocasionales como Nora Rouskaya, el teatro “Ideal” (en el jirón Orbegoso) y el teatro “Gloria” (en el jirón Independencia).
La importancia de esta generación de creadores intelectuales puede resumirse en tres puntos: haber contribuido a la formación de César Vallejo, haber cuestionado el centro del poder cultural (Lima) y haber creado las condiciones para el desarrollo de un nuevo pensamiento político para entender el Perú.