Un reciente estudio sobre venta de diarios en el Perú revela que estos han incrementado su venta en un 55%. ¿No era que Internet y los medios digitales los habían borrado del mapa?
Los periódicos impresos no solo han cedido terreno y perdido protagonismo, sino que se han quedado solos en casa, pues los lectores se han mudado a Internet o se han vuelto adictos a los medios audiovisuales en general. Esta afirmación es en realidad una media verdad.
Donde los periódicos impresos se han quedado solos en casa y han perdido protagonismo es en realidad en Estados Unidos y Europa, donde cada cierto tiempo anuncian su defunción en medio de un gran drama económico. Hace poco, por ejemplo, el semanario Newsweek, durante años uno de los referentes del periodismo de calidad en Estados Unidos, se despidió de su edición impresa con un portada emblemática en el que aparecía un rótulo muy elocuente: «#lastprintissue».
En esas realidades, para equiparar el desbalance los medios impresos tienen una versión electrónica y se siguen esmerando en diseñar formatos en los que se privilegiaba la comunicación multitemporal y mutidireccional. Con el paso de los años, sin embargo, el modelo ciberperiodístico ha terminado por abrirse camino y volverse mucho más importante.
Pero en realidades como el Perú, el fenómeno parece ser a la inversa; es decir, los medios electrónicos son los que se quedan solos en casa y pierden protagonismo entre los lectores. ¿Qué? ¿Está usted seguro de lo que dice? Pues sí, lo acaba de revelar un estudio de la consultora KPMG, entidad que midió la circulación de 12 importantes diarios peruanos a pedido de la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú.
Desde hace unos años, muchas instituciones dedicadas al estudio de venta y niveles de lectorías de diarios impresos hablan de la caída libre de la prensa escrita y sus ínfimas cifras como negocio. Los expertos atribuyen a la TV y a la Internet el menoscabo del número de lectores; esto a causa de que la imagen es más explícita, sintética e inmediata que la palabra escrita.
El desarrollo de las tecnologías de la información, según esos estudiosos, ha acentuado esta diferencia y, por supuesto, ha motivado una huida más rápida de los lectores. Los periodistas y el gran público han tomado conciencia de que los diarios ya no son más «el único y el más importante vehículo en la trasmisión de información». Su lugar lo ocupaban ahora las páginas electrónicas y los canales de televisión. Pero, como dijimos, esto funciona muy bien para Europa y Estados Unidos.
De ser cierta la información de KPMG, los diarios impresos en el Perú gozan de muy buena salud. La consultora internacional KPMG sostiene que la venta de diarios en el Perú creció 55% entre el 2007 y el 2011. Los datos son sencillamente espectaculares. ¿En un país que no lee ahora se venden más diarios que hace unos seis años atrás? ¿Qué ha pasado? ¿Cuáles son las razones que explican esta sorprendente realidad?
La primera respuesta podría ser que la serie de herramientas y recursos desplegados para enfrentar a la televisión e internet han dado resultado: reducir el tamaño (del sábana o estándar han pasado al tabloide o al berliner) y con ello dar más cabida a los grandes titulares, fotografías e ilustraciones; introducir la infografía como un nuevo género informativo, profundizar los temas y relatos de una historia (en lugar del hecho noticioso que ya revelaron el día anterior la TV y los medios electrónicos ahora prefieren abocarse a destacar alguna consecuencia o efecto relacionado con ese hecho); transmutar la información densa y homogénea del cuerpo del diario a la información en profundidad de los suplementos de diversa naturaleza; y enfatizar el en periodismo de opinión (más columnistas y más opinión libre con participación de los lectores).
Todas las estrategias anteriores han aumentado, sin duda, el valor informativo, temático y formador de opinión pública de la prensa escrita. ¿Es esto suficiente para explicar el fenómeno? Creo que no. Hay algunas razones más: El crecimiento económico de algunos sectores sociales, lo cual explica que haya más gente dispuesta a comprar diarios impresos (aunque no necesariamente a leerlos más). Se trata de grupos sociales emergentes que quieren verse representados en los medios impresos, con los cuales sienten más cercanos y mejor representados.
Otra razón, como dicen los expertos Hernán Chaparro y Úrsula Freundt, es que en el Perú no tenemos una alta penetración de Internet y smartphones y, por lo mismo, no hay una gran demanda en lectura de diarios a través de los formatos digitales. Seguramente la mudanza hacia el formato digital llegará en algún momento, sin embargo es todavía un escenario hasta cierto punto lejano. Los diarios impresos, supongo, van a seguir conviviendo (y compitiendo) por un tiempo más o menos largo con los diarios electrónicos. Los periodistas, por su lado, seguirán ideando nuevas estrategias editoriales y gráficas para enfrentar un mañana en el que los lectores se tornan cada vez más fugaces y especializados.
Por lo pronto, hay que mirar con mucha atención este crecimiento del 55% en la venta de diarios impresos. Por un lado, este hecho revela que estamos muy lejos todavía de vivir en medio de la agonía de los diarios impresos y, por otro, que quizás los peruanos no seamos tan malos lectores y hayamos entrado ya en un profundo proceso de cambio
Los periódicos impresos no solo han cedido terreno y perdido protagonismo, sino que se han quedado solos en casa, pues los lectores se han mudado a Internet o se han vuelto adictos a los medios audiovisuales en general. Esta afirmación es en realidad una media verdad.
Donde los periódicos impresos se han quedado solos en casa y han perdido protagonismo es en realidad en Estados Unidos y Europa, donde cada cierto tiempo anuncian su defunción en medio de un gran drama económico. Hace poco, por ejemplo, el semanario Newsweek, durante años uno de los referentes del periodismo de calidad en Estados Unidos, se despidió de su edición impresa con un portada emblemática en el que aparecía un rótulo muy elocuente: «#lastprintissue».
En esas realidades, para equiparar el desbalance los medios impresos tienen una versión electrónica y se siguen esmerando en diseñar formatos en los que se privilegiaba la comunicación multitemporal y mutidireccional. Con el paso de los años, sin embargo, el modelo ciberperiodístico ha terminado por abrirse camino y volverse mucho más importante.
Pero en realidades como el Perú, el fenómeno parece ser a la inversa; es decir, los medios electrónicos son los que se quedan solos en casa y pierden protagonismo entre los lectores. ¿Qué? ¿Está usted seguro de lo que dice? Pues sí, lo acaba de revelar un estudio de la consultora KPMG, entidad que midió la circulación de 12 importantes diarios peruanos a pedido de la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú.
Desde hace unos años, muchas instituciones dedicadas al estudio de venta y niveles de lectorías de diarios impresos hablan de la caída libre de la prensa escrita y sus ínfimas cifras como negocio. Los expertos atribuyen a la TV y a la Internet el menoscabo del número de lectores; esto a causa de que la imagen es más explícita, sintética e inmediata que la palabra escrita.
El desarrollo de las tecnologías de la información, según esos estudiosos, ha acentuado esta diferencia y, por supuesto, ha motivado una huida más rápida de los lectores. Los periodistas y el gran público han tomado conciencia de que los diarios ya no son más «el único y el más importante vehículo en la trasmisión de información». Su lugar lo ocupaban ahora las páginas electrónicas y los canales de televisión. Pero, como dijimos, esto funciona muy bien para Europa y Estados Unidos.
De ser cierta la información de KPMG, los diarios impresos en el Perú gozan de muy buena salud. La consultora internacional KPMG sostiene que la venta de diarios en el Perú creció 55% entre el 2007 y el 2011. Los datos son sencillamente espectaculares. ¿En un país que no lee ahora se venden más diarios que hace unos seis años atrás? ¿Qué ha pasado? ¿Cuáles son las razones que explican esta sorprendente realidad?
La primera respuesta podría ser que la serie de herramientas y recursos desplegados para enfrentar a la televisión e internet han dado resultado: reducir el tamaño (del sábana o estándar han pasado al tabloide o al berliner) y con ello dar más cabida a los grandes titulares, fotografías e ilustraciones; introducir la infografía como un nuevo género informativo, profundizar los temas y relatos de una historia (en lugar del hecho noticioso que ya revelaron el día anterior la TV y los medios electrónicos ahora prefieren abocarse a destacar alguna consecuencia o efecto relacionado con ese hecho); transmutar la información densa y homogénea del cuerpo del diario a la información en profundidad de los suplementos de diversa naturaleza; y enfatizar el en periodismo de opinión (más columnistas y más opinión libre con participación de los lectores).
Todas las estrategias anteriores han aumentado, sin duda, el valor informativo, temático y formador de opinión pública de la prensa escrita. ¿Es esto suficiente para explicar el fenómeno? Creo que no. Hay algunas razones más: El crecimiento económico de algunos sectores sociales, lo cual explica que haya más gente dispuesta a comprar diarios impresos (aunque no necesariamente a leerlos más). Se trata de grupos sociales emergentes que quieren verse representados en los medios impresos, con los cuales sienten más cercanos y mejor representados.
Otra razón, como dicen los expertos Hernán Chaparro y Úrsula Freundt, es que en el Perú no tenemos una alta penetración de Internet y smartphones y, por lo mismo, no hay una gran demanda en lectura de diarios a través de los formatos digitales. Seguramente la mudanza hacia el formato digital llegará en algún momento, sin embargo es todavía un escenario hasta cierto punto lejano. Los diarios impresos, supongo, van a seguir conviviendo (y compitiendo) por un tiempo más o menos largo con los diarios electrónicos. Los periodistas, por su lado, seguirán ideando nuevas estrategias editoriales y gráficas para enfrentar un mañana en el que los lectores se tornan cada vez más fugaces y especializados.
Por lo pronto, hay que mirar con mucha atención este crecimiento del 55% en la venta de diarios impresos. Por un lado, este hecho revela que estamos muy lejos todavía de vivir en medio de la agonía de los diarios impresos y, por otro, que quizás los peruanos no seamos tan malos lectores y hayamos entrado ya en un profundo proceso de cambio