El libro más peligroso
Para ser aceptada y valorada, la novela más famosa y revolucionaria del siglo XX, Ulises de James Joyce, tuvo que librar batallas contra censores, moralistas, piratas, ciudadanos escandalizados, jueces, fiscales y una serie de guardianes de la moral. Cien años después, está cómodamente instalada en el canon literario universal.
La crónica de cómo fue escrita, publicada, perseguida y, finalmente, aceptada Ulises de James Joyce —una de las novelas más famosas de la historia—está descrita minuciosamente en el libro El libro más peligroso. James Joyce y la batalla por Ulises de Kervin Birmingham.
Este libro está considerado como una obra de arte revolucionaria, una que transformó la historia de la literatura con la fuerza de un cataclismo Estas consideraciones son más o menos unánimes, aunque nadie sabe a ciencia cierta por qué es así. Hay una historia detrás que tiene que ver, por un lado, con la censura, la mojigatería y el conservadurismo y, por otro, con la historia personal de un irlandés genial llamado James Joyce.
Ulises se publicó primero por entregas en la revista The Little Review en los Estados Unidos y luego, en 1922, como libro en París gracias a Sylvia Beach, quien la publicó bajo el sello de su librería: Shakespeare and Company. El libro circuló en el mundo anglosajón de manera clandestina gracias a que estaba considerado como ‘peligroso’ para la moral cucufata de la época. Otro libro célebre que fue señalado también como ‘obsceno’ en su tiempo fue Aullido y otros poemas de Alen Ginberg, pero eso ocurrió unas décadas después de Ulises.
¿Por qué resultaba era un libro peligroso? «Era un libro peligroso porque no aceptaba una jerarquía entre lo empírico y lo obsceno, entre nuestra vida exterior y la interior. Era peligroso porque demostraba cómo un libro podía abolir el poder del secretismo. Nos enseñaba que el secretismo es la herramienta de regímenes condenados y que los secretos son, tal y como escribió Joyce, “tiranos, dispuestos a ser destronados”», dice Birmingham.
La historia de la literatura está llena de paradojas, una de ellas es esta: ¿cómo logró un libro considerado por sus contemporáneos como ‘obsceno’ e ‘indecente’ convertirse en un libro revolucionario y, sobre todo, ¿cómo llegó a adquirir un valor literario fuera de la común? Una buena parte de la explicación reside en el talento y la vida de su autor: James Joyce.
Los censores americanos encasillaban a esta novela en seis adjetivos letales: obsceno, lúbrico, lascivo, impúdico, indecente y desagradable, lo cual la volvía un objeto de persecución de las sociedades antivicio que no dudaban en considerarla una obra pornográfica, pese a los argumentos en contra de gente como Ezra Pound, quien gritaba a los cuatro vientos que se trataba de una obra maestra. La novela no solo fue incomprendida por los puritanos de la época, sino también por escritores célebres como Bernard Shaw y Virginia Wolff.
En su magnífica investigación, Kervin Birminghamel libro no solo estuvo prohibido por ‘obsceno’, sino que censores europeos y americanos confiscaron y quemaron millares de ejemplares. La clandestinidad se convirtió de pronto en su destino inmediato. «Era contrabando literario, una novela que sólo podías leer si encontrabas un ejemplar falso impreso por editores piratas o si conseguías burlar a los agentes de aduana para introducirlo de matute en el país», cuenta Birmingham.
Pero Ulises fue el arquetipo de la revolución modernista no solo por su enfrentamiento frontal contra la censura y la falsa moral, sino por sus propias cualidades literarias. Con el tiempo, la novela ocupó el lugar que merecía y sus efectos revolucionarios, aunque silenciosos, calaron muy hondo entre escritores y lectores y la literatura universal ya nunca más volvió a ser la misma. Ulises llegó a esta consideración gracias la intuición, perseverancia e inteligencia de James Joyce, quien todo el tiempo que lo llevó a escribir el libro (más de una década) estuvo seguro de que estaba creando un libro distinto y superior a todos los que conocía. Ni la sífilis, ni la ceguera progresiva, ni la pobreza, ni sus ataques de pánico impidieron nunca que lograra su cometido.
Cuando Ulises fue publicada por Sylvia Beach se convirtió en un best seller y en uno de los libros más pirateados de la historia gracias a que estaba considerado como libro ‘peligroso’ y ‘prohibido’ y, en cierta medida, como un libro con gran valor literario. Al cabo de los años, gracias a la célebre sentencia dictada por el juez americano, Jhon Woosley, en la que declaraba que la novela debía ser admitida en los Estados Unidos y, por lo mismo, librada de la absurda calificación de ‘indecente’ y ‘corruptora’, el texto de Joyce alcanzó definitivamente el estatus de ‘clásico moderno’ y comenzó su periplo por círculos académicos.
¿Por qué Ulises es una novela revoluciona? Entre otras razones, por la libertad con que fue escrita, la invención de un nuevo código literario (una nueva manera de decir las cosas), la incorporación de nuevas maneras de contar historias, la pulverización del narrador único, la eliminación de los signos de puntuación, la mitificación de la futilidad y, sobre todo, —como comprendió el juez Woosley— porque expresa de forma abierta el libre flujo de la conciencia; es decir, la compleja vida mental de las personas.